Más allá del Networking: los mentores que la vida nos regala

Con frecuencia escuchamos hablar sobre la importancia del networking en nuestra vida profesional, pero nos toma tiempo entender a que se refiere con esto. Quiero empezar por la mera traducción y poder desarrollar de cómo esta idea no solo abarca el mero hecho de conocer a contactos, sino también de conocer a mentores que quieran guiarnos por nuestro camino personal y profesional. 

La traducción al español de Networking es “red de contactos” en donde hablamos de establecer contactos que puedan ayudarnos a conocer a más contactos y que durante este proceso podamos establecer vínculos, amistades, colegas, etc.

Sin embargo, nadie va por la vida preguntando “¿a qué te dedicas?” “¿me sirves de contacto o no?” Se requiere muchísimo más que la mera idea de conocer gente y guardar su número celular o intercambiar tarjetas de presentación.

Aunque estoy consciente de la importancia de conocer contactos y establecer una red de colegas en el ámbito profesional, quiero empezar por lo que yo considero más trascendental: mentores. 

Cuando pienso en mis primeros años de voluntariado y de actividades extra curriculares, enseguida recuerdo a quienes dirigieron estos espacios. Lo mismo pasa cuando pienso en el colegio y la universidad. No solo era importante a quienes conocíamos, sino quien estaba dispuesto a ser nuestro mentor. Y aunque no pensé que esto cambiaría mi vida, 15 años más tarde, reflexiono de la importancia de conseguir mentores de vida. 

Fui parte de diferentes procesos de formación académica, social y voluntariado y conocí a quienes se convirtieron en mis mentores. Mujeres jóvenes líderes de distintos espacios que se volvieron mis mentoras en otros espacios en donde yo empezaría mi propia historia. 

Y al ser un referente para mi, también pude ver como socialmente ellas, y yo a través de ellas, empezaba a romper lo establecido y lo que se esperaba de nosotros como mujeres latinas. Se empezaba a hablar del amor respetuoso, de la erradicación de la violencia, de la igualdad de género y ellas a través de sus talleres, charlas o meras conversaciones, me enseñaron muchísimo y me prepararon para enfrentar a una sociedad machista a medida que iba creciendo. 

En estos espacios tuve mi preparación para hablar en público, para viajar, para tener mis primeros trabajos y para así poder ir estableciendo mi red de contactos que iban más allá de solo ser una tarjeta de presentación de “canje”. 

Los años de universidad se me hicieron más sencillos al tener esta preparación y esto me ayudó muchísimo al llegar a Canadá. Aquí también empecé a conocer a quienes se volverían mis mentores profesionales y me darían la oportunidad de seguir creciendo en el tema laboral. 

Mi manager en mi segundo trabajo en Canadá me dijo “tú estás hecha para cosas grandes” y aunque me cambie de trabajo, ella estuvo allí durante este proceso y a pesar de pasar por un momento triste, siempre supe que ella estaba feliz por mi. 

Para mi, esto ha sido lo más importante: encontrar y ser mentores de alguien que necesita ese empuje y tiene las ganas de aprender. Y si bien nunca hubo esa conversación “yo soy tu mentora”, las acciones siempre hablan por sí solas. 

Finalmente, quiero decir que es tan importante tener mentores como lo es serlos. Con mucha frecuencia pienso en devolver lo que tuve con las nuevas generaciones y en saber que muchas veces enseñamos más con el ejemplo que con nuestras palabras. 

Si bien el networking es importante, lo que ha cambiado mi vida han sido mis distintos mentores en distintas épocas de mi vida. Y pienso que con esto vienen los contactos, los colegas y las amistades. Siento que se complementan y que pueden llegar a cambiar nuestras vidas. 

Cuando alguien quiera enseñarte, siente lo afortunado que eres. Hay alguien que cree en ti. Hay alguien que se alegra por verte triunfar. Recíbelo con humildad. 


Comentarios

Deja un comentario