Diez días sin mi hija: lecciones aprendidas

Durante el verano, su guardería cierra por 8 días laborables, 10 días en total. Aunque yo ya sabía que esto se acercaba, no me preparé mentalmente para este cambio. Y quién puede decir que fue mi culpa, después de 9 meses en mi vientre, y 26 meses juntas sin separarnos más que una o dos noches a la semana, íbamos a pasar 10 días sin vernos. 

Llegó la mañana del sábado, Pablo se alistaba para llevarla, y ella feliz de ir a visitar a sus abuelos como cada fin de semana, pero sin saber que sería un tiempo mucho más largo de lo normal. Le di un abrazo y un beso y le dije “portate bien, y come toda la comida”. Frase que aprendí de mi abuela y mamá, como toda buena mamá latina. 

Ese sábado se me hizo eterno al estar sola en la casa. No sabía si llorar, estar feliz y reír, servirme una cerveza y poner una serie en la TV, o si debía empezar a limpiar la casa, o quizá salir a comer sola por ahí. No quiero que me malentiendan, uno como mamá siempre siempre quiere ese tiempo a solas, pero esta vez era un tiempo más largo del que hubiera deseado. Y por primera vez volvía a ser solamente yo como mi mayor responsabilidad, ya no Olivia, sino yo. 

Que sentimiento tan confuso. Por un lado estaba feliz del silencio y la soledad, y por otro, estaba tan triste porque me sentía tan culpable de que ella tuviese que estar tan lejos y por tanto tiempo a su corta edad. Sin pensar que no habia mas opcion por temas laborables de mi y Pablo. Y además, sin considerar que iba donde sus abuelos, abuelos que adoran a Olivia y la miman más de lo que me gustaría, que ella no iba a sufrir ni un segundo, y que si es que lo hacía, ellos estaban dispuestos a traerle de vuelta a casa y dormir aquí (abuelos así se necesitan en la vida).

Aquí empezó todo mi proceso de análisis de la maternidad y este sentimiento de culpa, que está ahí, aunque esté en constante trabajo conmigo misma. Sentía culpa de estar feliz por estos días sin rutina y sin madrugadas. 

La sociedad espera que seamos buenas mamás, y al mismo tiempo, buenas esposas, buenas profesionales, buenas cocineras, buenas amas de casa, buenas amigas, buenas hijas, hermanas, etc. y que lo hagamos con una sonrisa en el rostro. Que no pensemos en quejarnos, y si lo hacemos, la respuesta es “tu te lo buscaste”. 

Para mi, aquí radica el por qué algunas mujeres han optado por emanciparse y decir no a la maternidad, no necesariamente porque no quieran ser mamás, sino porque no quieren ser madres en esta sociedad tan hipócrita con las mujeres. Esta sociedad con expectativas tan falsas sobre la crianza y sobre cómo las mamás tenemos que ser SUPER MUJERES y nunca quejarnos, y volvernos sombra de nuestros hijos.  

Este mismo sábado, y pensando en una pregunta que me había hecho un compañero de trabajo “cuáles son tus hobbies Karla?”, pensaba en como sin querer, la maternidad me estaba consumiendo y aunque amo ser mamá, estaba dejando que la sociedad ponga esa culpa sobre mí, esa culpa que no me permitía disfrutar estos días sola y en pareja, estos días de descanso para todos de la vida de rutina de hace 26 meses. 

No puedo negar que la extrañamos muchísimo, hubo noches en donde hablábamos de ella viendo las fotos que nos habían mandado sus abuelos y sabiendo que ella estaba muy feliz y disfrutando mucho, dormimos (mas de lo normal) tranquilos. 

Estos días volví a escribir, volví a organizarme en algunas cosas personales, conversé con amigos que no hablaba en mucho tiempo, escuche mi actual podcast favorito (Asi como suena- Spotify), fuimos al cine y a comer, mire mi serie favorita, dormí hasta tarde, y no limpie la casa tanto como tenía planeado. 

Cuando llegó el día de traer a Olivia a casa, nos abrazamos y agradecimos a sus abuelos por esos 10 días de diversión y de helado (sin mi permiso, para eso están los abuelos, ¿no?). 

Y si, amo a Olivia con un amor de madre incondicional, pero antes de ser mamá, soy yo, un ser humano, una persona con sueños personales y con metas a mediano y largo plazo. Olivia es sin duda una motivación muy fuerte en mi vida, pero ella irá forjando su propia vida, y ella tendrá sus propios sueños y metas. Como dice mi mamá, los hijos son prestados, y es así. Algún día esos 10 días se volverán meses y años. Esperemos que yo esté más preparada entonces…


Comentarios

Deja un comentario